Fallar: la base del éxito statupero

Fallar: la base del éxito statupero

Oportunidades de trabajar en una startup

Fecha

4 de septiembre de 2025

4 de septiembre de 2025

Tema

Inteligencia Artificial

Inteligencia Artificial

Autor

Autor

Martin García

Martin García

Hace unos días, un reel me hizo reflexionar sobre algo que llevaba tiempo rondando mi cabeza: la diferencia abismal entre trabajar en un corporativo y en una startup.

El tiempo se movía en cámara lenta

Antes de llegar a una startup, formé parte de un gigante corporativo. De esos que tienen oficinas en cada huso horario para garantizar soporte 24/7 (algo que hoy logramos con miles de agentes de IA, por cierto). Era una máquina bien aceitada, predecible y... lenta.

La diferencia más brutal que he descubierto no está en los beneficios, el café gratis o las oficinas fancy. Está en algo mucho más profundo: cómo cada mundo entiende el concepto de fallar.

Pecados en el mundo corp

En las grandes corporaciones, un error puede traducirse en caídas bursátiles millonarias. Por eso, fallar simplemente no es una opción. Los proyectos se estudian durante meses, se contratan consultoras que cobran fortunas, se hacen simulaciones exhaustivas y, después de invertir millones, muchas veces... nunca se ejecutan.

Es un mundo donde la perfección teórica es más valiosa que la acción imperfecta.

Fallar como oportunidad de éxito

En una startup, fallar no solo está permitido, es casi obligatorio. Cada error nos acerca un paso más a la próxima gran idea que va a romperla.

Nuestro equipo de operaciones se ha convertido en el conejillo de indias oficial de cada experimento que sale del horno de desarrollo. Lucas me dice: "Martín, ¿puedes probar un cambio que hice en staging?" y ahí vamos, como catadores en MasterChef, dando feedback (aunque menos brutal que Gordon Ramsay).

Todavía me sorprende cuando descubro una nueva feature, una vista completamente diferente o... un bug enooooorme. Ese "wow moment" nunca se vuelve rutina.

La velocidad como motivación

He llegado a una conclusión: soy definitivamente más un chambeador startupero que corporativo. Me energiza la velocidad, los cambios constantes, el poder fallar y casi recibir aplausos por hacerlo.

En Vambe estamos construyendo cosas que desde fuera parecen imposibles. Incluso desde adentro, algunas ideas suenan completamente locas. Pero es justamente esa libertad para probar, fallar, aprender y volver a intentar la que nos impulsa a redefinir constantemente lo que creemos posible.

El arte de lo imposible

Al final del día, no se trata de demonizar el mundo corporativo ni idealizar el startup. Se trata de encontrar el ecosistema donde tu energía y tu forma de trabajar encuentren su mejor versión.

Para mí, eso es un lugar donde fallar rápido significa aprender rápido, donde las ideas locas tienen espacio para respirar y donde cada día puedes despertarte sabiendo que vas a construir algo que ayer parecía imposible.

Letters from Vambe AI with

©2025 Vambe AI, Inc.

Letters from Vambe AI with

©2025 Vambe AI, Inc.